Para mí, enseñar el Tarot no es darte un manual. Es mucho más simple y, a la vez, más profundo: es acompañarte en ese proceso de encuentro contigo misma.

Olvídate de memorizar significados o técnicas complicadas. De lo que se trata es de algo esencial: aprender a mirar de otra manera, a escuchar ese susurro interno y a sentir de verdad lo que las cartas están despertando en ti. Es un espejo, no un libro de reglas.

Por este motivo, mi enfoque no busca darte la respuesta mágica instantánea, sino ofrecerte claridad. A veces, esa claridad llega de golpe, leyendo la descripción de un Arcano y diciendo: “Esa soy yo”. Otras veces se cuece a fuego lento, en silencio, cuando de pronto algo dentro hace clic y por fin entiendes lo que antes no sabías nombrar.

Mi herramienta favorita es la escritura. ¿Por qué? Porque escribir nos ayuda a poner en orden ese revoltijo de emociones y a dar forma a lo que antes solo era una intuición difusa. Cada lección es una parada tranquila, una invitación a observar qué se está moviendo por dentro y a transformarlo en comprensión.

Te propongo un camino de aprendizaje lento, honesto y muy personal, donde el Tarot deja de ser un lenguaje que viene de fuera y se convierte en tu forma íntima de dialogar contigo. No hay una meta final que alcanzar; solo un camino que se recorre con curiosidad, presencia y verdad.

No te enseño a “interpretar” el Tarot. Te enseño a escucharlo, a reconocer la sabiduría que ya está en ti y a dejar que las cartas te la devuelvan, poco a poco, como un espejo fiel y sincero.